Necesario por la capacidad de resolver conflictos humanos con raciocinio (aunque a veces demuestre lo contrario); Y otorgándole el adjetivo de “mal”, por esa forma tan peculiar de ejercerla, llevando al raciocinio un toque de ficción y colorido espectáculo.
Estas prácticas tan propias de la política permiten ofertar lo que para un humano cree ser la solución a problemas comunes, que en contraprestación permite la obligación común de exigir tales ofertas.
El debate es el mecanismo ideal para llevar a los ciudadanos propuestas, plataformas, ofertas, no solo políticas, sino humanas; La persona que deberá gobernar a más de 7 millones de almas veracruzanas no debe negar ese derecho que tenemos de exigir esas ofertas a nuestros problemas comunes, mas aún, debe ver una oportunidad única para transmitir esa sensibilidad humana requerida para llevar a una población tan diversa como la veracruzana, a una solución conjunta, gobierno y sociedad, de nuestros problemas.
Este año ha sido democratizador en cuanto se refiere a comunicación, no se puede negar que el ciudadano siente y hoy lo expresa mediante el poder de las redes sociales; Es imposible negar al ciudadano no solo conocer a sus candidatos, sino participar en estos de forma crítica y propositiva.
Un ejemplo claro se vivió en las pasadas elecciones en Chile, que bajo el hash #Debate09 se vivió un intenso y apasionado debate ciudadano, que era lo que me tenía maravillado, incluso mucho más que el primer debate presidencial.
Sebastián Piñera, Eduardo Frei, Antonio Enriquez-Ominami y Jorge Arrate, se enfrascaron en un duro debate en el que las formas y el espectáculo mediático no falto;
El debate, donde se decidía entre los favoritos Piñera y Frei, fue un evento que paralizo por un momento a las redes sociales con miles de comentarios, el resultado, según el sondeo ciudadano, fue un triunfo al candidato Frei, que con un atuendo elegante, de humor alegre y un toque juvenil que le dio el rosa de la corbata, concentro sus baterías contra Piñera, específicamente en relación a la venta de acciones con información privilegiada de la aerolínea LAN, propiedad de Piñera, lo cual está penado por las autoridades bursátiles.
No obstante la derrota contundente de Piñera en el debate, la decisión de millones de chilenos fue llevarlo a la presidencia con un votación a su favor de 51.6% contra 48.4% del candidato Frei.
Lo anterior muestra, que el efecto del debate en la decisión electoral de los ciudadanos es influyente, pero no contundente si una mayoría está convencida del trabajo que respalda a un candidato.
Pero sin duda, y abonando a la discusión actual, el ejemplo inglés es una muestra clara que el debate, público y televisado, es la mejor plataforma electoral que puede tener un candidato para llevar representación ciudadana al gobierno.
Gordon Brown, David Cameron y Nick Clegg, candidatos del partido conservador, laborista y liberal-demócrata, respectivamente, hicieron de un espectáculo mediático, un verdadero ejercicio democrático lleno de pasión, entrega y digno de admiración.
Durante una hora y media de intensas intervenciones y donde 20 millones de televidentes vivieron el momento, estiman que la mitad de los votantes presencio por lo menos un instante del debate, se constató que los candidatos a presidir el rumbo de una de las naciones más poderosas, están preparados y que tan solo faltaba un espacio público para demostrar que se puede tener una mejor visión, una visión nueva.
Sin duda, el ganador del primer debate presidencial fue Nick Clegg, un joven ingles egresado de Cambridge, y que a sus 43 años hoy es Viceprimer ministro del Reino Unido.
Clegg, candidato de un partido relativamente nuevo, y que hoy rompe el esquema bipartidista inglés, llegó al pódium por ofertar una visión de cambio que exigían los británicos después de los descalabros económicos que se sufrieron bajo la batuta de Brown.
El candidato Clegg, y bajo un pronóstico que publicaba ComRes donde la mitad de los que tenían la intención de mirar el debate no pensaban que pudiera cambiar su voto, se llevó la victoria posterior a ese debate, confirmándolo la cadena ITV, anfitriona del debate, en la cual daba una victoria a Clegg con un 43%, frente a un 26% que vio en Cameron al ganador y un 20% que eligió al primer ministro Brown.
No obstante, el ganador final de la elección fue Camerón, cuya victoria ya se anunciaba, llevando al partido conservador 10.7 millones de votos (36.1% del total) logrando 306 escaños.
Brown, que llevaba derrota previo al debate y agravándolo con una nula habilidad para la elocuencia y el discurso público, logró llevar a el partido laborista 8.6 millones de votos (29.0 %) otorgándosele 258 escaños.
Mientras que Clegg se alzó con una votación importante para el partido Libre Demócrata logrando 6.8 millones de votos (23.0%) aunque con solo 57 escaños, es decir, a 2.6 millones de votos alejados del candidato que gobernó el Reino Unido y que hoy la mayoría de los británicos decidieron darle las gracias.
Frente a estos panoramas debemos ver en el Debate público, abierto y televisado, una oportunidad que da a los candidatos llegar al elector, pero sobre todo una oportunidad para que los ciudadanos decidamos con mayor certidumbre y objetividad nuestro voto.
Hoy la discusión del debate no debe enfocarse en la manera de estructurarlo, mucho menos de su viabilidad o no; Hoy pensar en excepciones o reglas prediseñadas de cara a un ejercicio democrático no llevará a lo que en realidad necesita nuestra (ya documentada y hecho público) pobre y atrasada democracia.
Hagamos del debate una experiencia única para los veracruzanos, dotándonos de las herramientas adecuadas que llevarán al mejor ser humano a decidir el rumbo de 7 millones de veracruzanos.
Los Ciudadanos necesitamos un Debate, Necesitamos un Debate YA.